La Fundación “Nuestros hijos nos esperan” donó sesenta libros de madera tallada, creados por mujeres privadas de libertad de las Unidades N° 1 de Punta de Rieles y N° 5 de la Cárcel de Mujeres, a centros de educación inicial de la Dirección General de Educación Inicial y Primaria (DGEIP). Los libros formarán parte de una biblioteca itinerante.
La donación, que se realizó en la antesala de la Cámara de Senadores del Palacio Legislativo, contó con la participación de niños y niñas del Jardín N° 213 “Enriqueta Compte y Riqué”, quienes disfrutaron de los libros titulados “La ballena Griselda”.
Este trabajo artesanal constituye un valioso material didáctico orientado a la iniciación en la lectura y escritura de los más pequeños.
Gabriel Camilo de la Fundación, escribió el cuento “La ballena Griselda” para que fuera leído por su hija a la que no podía ver por estar privado de su libertad. Cuando llevaba nueve años preso y aún le faltaba cumplir tres años de su condena, una compleja cirugía a corazón abierto lo condujo a replantearse cómo quería vivir su vida.
Con la ayuda de un compañero que realizó las ilustraciones, publicaron la primera versión del libro en “Pres y Diario”, un periódico editado en el Comcar.
Más adelante, Beatriz, una maestra que enseña a leer y escribir en las cárceles, compartió el libro con otras maestras de educación inicial. Para sorpresa y alegría de Gabriel, dos meses después recibió una carta de Primaria donde le decían que “La ballena Griselda” había despertado el interés por la lectura en niños de 4 y 5 años.
De esa manera surgió “Nuestros Hijos Nos Esperan”, que ofrece talleres a personas privadas de libertad donde se crean libros en madera tallada. A partir de este año también acompañan a liberados en el hogar-chacra “Lo de Carlo”, durante el complejo proceso de reinserción social.
Más libres
Durante el acto de donación, Camilo narró a los más chiquitos: "Los niños inspiran a las personas que están adentro de una jaula, no porque son pájaros sino porque se portaron mal. Y allí esperando volver con su familia, decidieron hacer un libro de madera de una ballena que se quedó sin agua, encallada en la arena, y los lobos de la isla la ayudaron a volver".
“Esta es la señal, la prueba de que en la cárcel hay personas que sirven, porque muchos creemos que no servimos para nada, que siempre hacemos todo mal, pero hay alguien siempre que nos da una oportunidad y nos dice: ‘volvé a intentarlo’, una y otra vez”, resaltó.
Por su parte, la presidenta de la Administración Nacional de Educación Pública, Virginia Cáceres, señaló: “Entendemos que aquí se está cerrando un círculo virtuoso. Una asociación civil que trabaja adentro del Estado, generando adentro de la cárcel, el hábito del trabajo, pero especialmente resignificándose como seres humanos y recomponiendo la dignidad de ser, estar y de pertenecer”.
Para Cáceres el libro “es de excelente calidad, único, especial, con una excelente técnica de pintura y de tallado, los textos son muy buenos y además viene cargado de mucho amor, de esperanza y de ilusiones por construir una sociedad mejor”.
La directora general de la DGEIP, Olga de las Heras, valoró: "Son libros que no encontraremos en una librería, que no tienen precio, son inéditos, reflejan afectos, sentimientos, proyectos de vida, buscan una salida material. Aquí no hay fronteras, no hay barreras no hay adentro y afuera".
“Se puede salir a la comunidad y se sale bien. Los vínculos familiares se fortalecen desde el adentro. Estás donaciones recorrerán muchas instituciones, formarán parte de una biblioteca ambulatoria. Es muy importante despertar en los niños sentimientos de comprensión y solidaridad. Sigamos pensando con el Instituto Nacional de Rehabilitación qué otras propuestas podemos desarrollar en esta comunión con las instituciones”, concluyó.
Por otro lado, la prosecretaria de la Cámara de Senadores, Victoria Vera, expresó: "Este libro nos muestra que sí se puede y que todos tenemos la oportunidad de seguir adelante. Felicitaciones por la magia que generan y la fuerza que transmiten, son un ejemplo para todos".
María Beer, presidenta de la fundación, indicó: "Confiamos en que si leen un libro tan lindo disfrutarán más de la lectura. Surgió porque las madres privadas de libertad no podían ver a sus hijos y esta actividad las acercó mucho a ellos".
Por último, Victoria Acosta, ex privada de libertad, recordó cuando comenzó junto a dos compañeras a hacer estos libros. "Fue muy gratificante y nos dimos cuenta del valor de lo que hacíamos. Nos levantábamos con la mejor onda porque sabíamos que era para ellos y en el taller nos sentíamos libres".