
La Administración Nacional de Educación Pública, el Ministerio de Desarrollo Social, el Banco de Previsión Social, el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay y el Instituto Nacional de Inclusión Adolescente editaron un informe, en el que presentan los resultados de la Estrategia Nacional de Revinculación Educativa 2025.
La Estrategia Nacional de Revinculación 2025 “Volver a los sueños” fue emprendida con el objetivo de incrementar y fortalecer los procesos de revinculación educativa de niños, niñas y adolescentes que no asisten a los centros educativos. Este esfuerzo también cuenta con la colaboración del Ministerio del Interior, Secretaría Nacional del Deporte y de la Organización Nacional de Fútbol Infantil.
La directora sectorial de Integración Educativa, Gabriela Pérez, señaló que si bien con anterioridad existían iniciativas enfocadas en la desvinculación, estas eran de carácter disperso y dependían de la voluntad de determinados equipos o educadores.
“Este año desarrollamos una estrategia que continuará y que tendrá sus mejoras, revisiones y ajustes, pero que supone un hecho inédito en cuanto al alcance y a la cantidad de instituciones vinculadas a la política pública de infancia y adolescencia que participan”, destacó.
Pérez explicó que la propuesta iniciada este año tuvo un alcance nacional e implicó que en respuesta a la constatación de que una cantidad de niños, niñas y adolescentes no estaban matriculados en centros educativos, se realizaran acciones de contacto, búsqueda y de trabajo en torno a la revinculación a centros y propuestas educativas.
La directora indicó que la desvinculación responde a diferentes realidades y agregó que no se trata de un acto repentino. “En muchos casos el contacto con los niños, niñas y adolescentes y sus referentes adultos permitió el retorno efectivo a un centro educativo. En otros, ese contacto puso en marcha un proceso de trabajo, ya que los motivos o problemas por los que no podía asistir, son aspectos que no se resuelven a partir de una llamada o una visita al domicilio, y no tienen que ver con tener más o menos ganas o más o menos motivación”, explicó.
Entre algunos de los motivos más complejos, mencionó los que responden a situaciones de salud, dinámicas familiares, cuidados, trabajo, distancia o accesibilidad o responsabilidades que los adolescentes asumen dentro de los ámbitos familiares. “Tenemos que trabajar para que esas barreras se resuelvan de un modo que permita que esos chiquilines estén diariamente en un centro educativo. Son procesos que implican un trabajo interinstitucional y un abordaje integral desde lo socioeducativo”, precisó.
Derecho a la educación
“Un segundo aspecto clave de la revinculación es la concepción de base de esta estrategia: ¿por qué ir a buscar a los que no están? La respuesta tiene que ver con un enfoque y una afirmación de que si la educación es un derecho, lograr que ese derecho se efectivice implica cuestiones que tienen que ver con lo familiar, pero también acciones y estrategias relacionadas con las instituciones que estamos vinculadas a la política pública de infancia y adolescencia”, reflexionó.
En este sentido, Pérez resaltó la oportunidad de adentrarse en cuáles son los obstáculos que impiden a los estudiantes asistir a un centro educativo. Una vez identificadas las barreras, señaló que es posible producir respuestas adecuadas para revertir estas circunstancias.
“Esta problemática requiere de un seguimiento constante. La estrategia de revinculación como tal continuará, será revisada, sufrirá ajustes y mejoras, pero es una de las prioridades que ANEP toma en su agenda para avanzar en el lineamiento estratégico de este período, que implica garantizar el derecho a la educación para todos y todas y que tiene que ver con alguno de sus objetivos, por ejemplo el que atañe a la continuidad educativa y al fortalecimiento y ampliación de las trayectorias”, subrayó.