La Colonia Escolar N° 261 ubicada frente a la rambla en Malvín, recibe a diario escolares de Montevideo y Canelones que participan de la Escuela de Verano 2022 de Primaria. Los educadores proponen actividades lúdico-recreativas, que hacen énfasis en el desarrollo de las habilidades sociemocionales y en la generación de aprendizajes vinculados a nuevas experiencias.
Durante el receso estival, el programa Escuela de Verano 2022 de la Dirección General de Educación Inicial y Primaria de la ANEP recibe a 10.000 escolares de 135 escuelas de todo el país. La iniciativa ofrece actividades recreativas y educativas.
En este sentido, la Colonia Escolar N°261 del barrio Malvín presenta una completa propuesta educativa, que se desenvuelve a través del juego y el deporte. Las actividades concilian la diversión y el compañerismo con el aprendizaje de conocimientos, que muchos docentes luego utilizan como disparadores para continuar profundizando en las aulas.
La directora de la Colonia, María del Carmen Gómez, resaltó que el Proyecto Verano 2022 que se inscribe en la propuesta global diseñada por Primaria, ha ido sufriendo modificaciones producto de la pandemia, en lo que atañe a la duración de las visitas principalmente.
Previo a la emergencia sanitaria, los niños permanecían varios días alojados en el centro educativo, lo que suponía una experiencia imborrable para quienes tenían la oportunidad de vivenciarla.
La directora recordó que cuando celebraron el Día del Patrimonio y abrieron durante una semana las puertas de la Colonia a los visitantes, “vino una señora que había visitado la Colonia en el año 50 cuando era una niña, y estaba muy emocionada de recorrer nuevamente los lugares y recordar su experiencia. Nos contó con detalle todo lo que recordaba, cómo se vestían y qué hacían durante la estadía”.
Gómez resaltó que la propuesta de esta Escuela consiste en la realización de intervenciones lúdico-recreativas que aportan al fortalecimiento de los aprendizajes en Lengua, Ciencias, Educación Física y en las habilidades socioemocionales. “Nuestro proyecto educativo institucional se llama Una experiencia emocional. Aquí tendemos a que el tiempo que estén los niños, desarrollen habilidades socioemocionales referidas al respeto, la empatía, la convivencia, el encuentro con el otro, la cooperación y a aprender a expresar las emociones a través de juegos, actividades artísticas o cuando van a la playa o realizan actividades acuáticas”.
Un día en la Colonia
A la mañana los niños llegan con sus maestros en un ómnibus que los va a buscar a la Escuela. Si el clima es propicio, luego de un encuentro en el patio donde todos se presentan, se realiza una excursión a la playa en la que se disfruta de actividades acuáticas. El centro también cuenta con una piscina y áreas para jugar juegos de mesa o hacer manualidades. Además, se canta, baila y reflexiona acerca de cómo cuidarse en aguas abiertas y qué aspectos tener en cuenta previo al baño.
Se trata de instancias planificadas y llevadas adelante por maestros, profesores de educación física y de arte. El vínculo con la escuela comienza días antes de la visita, ya que la directora y subdirectora de la Colonia, inician un contacto previo para conocer inquietudes, edades y preferencias de los escolares y sus maestros. Asimismo, posteriormente también se entabla un diálogo para conocer las repercusiones e impresiones sobre la experiencia.
La subdirectora Claudia Esteche destacó el impacto que implica para algunos niños y maestros de zonas rurales el primer encuentro con la playa. “De repente llegan aquí y es la primera vez que ven el río. Los niños lo primero que miran es esto. Incluso el año pasado que por la pandemia no podíamos bajar a la playa, al final del día les preguntábamos qué era lo que más les había gustado, y nos decían que la playa, cuando tan solo la habían visto desde la Colonia”.
Con respecto a aprender a tomar los recaudos necesarios para concurrir a la playa, Esteche señaló que uno de sus objetivos es “construir conocimiento con los chiquilines sobre la prevención en el medio acuático, para que lleguen a una playa, río o arroyo y sepan que lo primero que tienen que mirar es si hay guardavidas, enseñarles el significado de las banderas y de las corrientes, para que aprendan y lo puedan trasladar a su familia también”, destacó.
El reciclaje es otro de los conocimientos que se imparte en la Colonia, ya que al desechar los restos de comida a los niños se les muestra cómo debe realizarse. Además, tienen una compostera con lombrices.
Por su parte, la ecónoma Romina Méndez promueve un proyecto de alimentación saludable, a partir de una pequeña huerta ubicada en el patio en la que apuntan a que los escolares visualicen que es posible plantar y cultivar su propio alimento “hasta en un cajoncito”. Actualmente, trabajan en la generación de un semillero para entregar semillas a los visitantes con el cometido de que puedan plantarlas en sus escuelas.
Gómez informó que al finalizar el verano, este año habrán pasado por la Colonia más de 500 niños de Montevideo y Canelones.
Espacio privilegiado
Desde la rambla, este edificio llama la atención por su belleza arquitectónica, grado de conservación y ubicación privilegiada. La obra fue proyectada y realizada por los arquitectos Alberto Muñoz del Campo (director) y José Iglesias (codirector) en el año 1936 para albergar el Hotelito Malvín. Desde 1942, alojó una colonia marítima para atender problemas de salud infantiles y comenzó a funcionar como Colonia de Vacaciones.
La Colonia cuenta con espacios comunes amplios y muy luminosos, tales como un gran salón comedor multiuso, terrazas, patio, piscina, cocina, servicios higiénicos (baños, vestuarios y duchas), además de dormitorios para niños, niñas y docentes con una capacidad para albergar a 146 visitantes.