DOCUMENTOS
Fragmentos del testimonio de Wilson Ferreira Aldunate frente al Congreso de Estados Unidos, 17 de junio de 1976, en U.S., Congress, House, Committee on International Relations, Human Rights in Uruguay and Paraguay, 94º Cong., 2ª Ses., 1976.
[…]
Mencioné antes que, inicialmente, este sistema [represivo] estaba
creado para combatir a la subversión. Incluso así, habría
carecido siempre de una base moral e incluso política porque su esencia
era destruir aquello que afirmaba defender. Pero casi inmediatamente, bajo
el impulso de la propia dinámica del sistema, el terror se dirigió a
toda la población.
Cuando no hubo mas “Tupamaros” para torturar, algunos sectores
muy pequeños de la izquierda “maoísta” fueron atacados;
después vino el Partido Comunista, cuyos líderes y militantes
fueron perseguidos ferozmente; después vino el turno de aquellos ciudadanos
que alguna vez habían tenido alguna conexión con los sindicatos
o las asociaciones de trabajadores. Eventualmente, toda la población
fue reprimida, cualquiera, por las dudas.
Miembros de mi partido han sido perseguidos, castigados, abusados y torturados.
Sus líderes han sido llevados a juicio. Los legisladores electos por
las listas del Partido Nacional han sido golpeados en la cárcel […]
Y enfatizo esto porque, de nuevo: mi partido no tiene, no tuvo y no quiere
tener nada que ver ni con los movimientos guerrilleros ni con la filosofía
marxista que no comparte ni entiende. Pero, por supuesto, demandamos respeto
para la dignidad de todos los seres humanos, como criaturas de Dios, cualquiera
sea su ideología.
No creo que sea necesario continuar con esta dolorosa enumeración,
y dejo en las manos de todos ustedes los documentos y reportes que corroboran
mi testimonio. Sin embargo, antes de terminar, siento que es mi deber referirme
al asesinato hace un mes en Buenos Aires, Argentina, de dos parlamentarios
brillantes, verdaderos y confiables representantes de mi pueblo: Zelmar Michelini
y Héctor Gutiérrez Ruiz.
Muchos hombres y mujeres de buena voluntad en todo el mundo trataron de todas
las formas posibles de salvar las vidas de esos grandes ciudadanos durante
los tres días que pasaron entre su secuestro en Buenos Aires y el cumplimiento
de sus penas de muerte. Pero nuestros esfuerzos fueron en vano; y mis amigos
fueron asesinados por funcionarios del gobierno argentino actuando bajo órdenes
del igualmente homicida gobierno uruguayo.
[…] Mi deseo más ferviente es que la muerte de mis dos firmes
amigos de toda la vida –uno mi compañero en política,
el otro mi admirable adversario– sirva como un pedido por la acción
responsable de todos; apelo particularmente a ustedes que son sus colegas
como miembros de un parlamento creado por la voluntad del pueblo
[…]
Hoy, con un creciente sentimiento de impunidad, el régimen ha empezado
a matar abiertamente incluso afuera de las fronteras uruguayas. A los 29 casos
de muerte bajo tortura documentados por Amnistía Internacional, podemos
agregar los nombres de compatriotas encontrados muertos en territorio uruguayo
luego de ser arrestados en Buenos Aires. Debemos también agregar los
cuerpos que después de un mes en el agua afloraron en nuestras costas
del Río de la Plata, con las manos atadas o cortadas y los cuerpos
quemados. […] No sabemos el destino de muchos otros uruguayos que en
las últimas semanas dejaron sus casas en Buenos Aires y nunca volvieron.
Sus cuerpos no han sido encontrados.
El aparato represivo uruguayo ha sido construido con abundante material y
asistencia técnica de Estados Unidos. Personal militar y policial uruguayo
ha cumplido y todavía cumple prolongados períodos de instrucción
en varios lugares de su país, especialmente en la zona del Canal de
Panamá. Ahora que todo eso se ha convertido en un emprendimiento dirigido
a destruir un pequeño país […], aquellos que ayudaron
a instalar la infernal maquinaria deben contribuir a su desmantelamiento.
[…]
Estamos luchando de todas las formas posibles para defender los principios,
los ideales y el modo de vida que nuestro país aprendió de la
Constitución de Estados Unidos. Ningún uruguayo entenderá nunca
si la misma nación que definió esas ideas hace 200 años,
y hoy las celebra con regocijo, continuara ejerciendo su enorme influencia
en apoyo de los enemigos de nuestro pueblo.
[…]