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Un hito en la gesta emancipadora: 212º aniversario de la Batalla de las Piedras

Publicado: 
18/05/2023

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El 18 de mayo, Uruguay conmemora 212 años de la Batalla de Las Piedras, un hito histórico en el proceso de la gesta emancipadora. La frase “Clemencia para los vencidos, curad a los heridos, respetad a los prisioneros”, proclamada al final del enfrentamiento por Artigas, constituye un acto de profundo sentido humanista y tolerancia al prójimo.

En los primeros días de abril de 1811 José Gervasio Artigas desembarcó en la costa de Paysandú y se incorporó al contingente revolucionario y tras tomar el mando, instaló su cuartel general en Mercedes, departamento de Soriano. El pueblo oriental en pleno, conformado por quienes habían reconocido a Artigas y se oponían a la autoridad de los "godos", que era como llamaban a los españoles, se levantó en armas para luchar por la libertad.

La primera acción revolucionaria fue el “Grito de Asencio”, el 28 de febrero de1811, encabezada por Pedro José Viera y Venancio Benavídez, a orillas del arroyo Asencio (Soriano), episodio que se considera el comienzo de la Revolución Oriental. No faltaba mucho tiempo para que se concretara en mayo el triunfo de las acciones patriotas. Artigas expresaba sus anhelos referentes a la libertad de los pueblos en frases como: "La causa de los pueblos no admite, señores, la menor demora".

Artigas había ido reuniendo las partidas sueltas de patriotas que se levantaban por todas partes, a fin de poder atacar a los españoles. Tres columnas de soldados orientales partieron desde diversos puntos del territorio, listos para la batalla y entusiasmados con la idea de libertad. La primera de ellas al mando de José Artigas, salió de Mercedes. En segundo lugar partió Venancio Benavídez, y una tercera columna -dirigida por Manuel Francisco Artigas- salió de Maldonado, la que llegando a Pando, se encontró con una fuerza realista, pero Manuel Francisco evitó el combate y el 17 de mayo, se incorporó a las fuerzas de su hermano, acampadas en el Canelón Chico.

Los españoles, al enterarse del plan se vengaron saqueando la estancia de Artigas, en el Sauce, de la cual arrebataron unas mil cabezas de ganado que fueron despachadas hacia Montevideo. Los patriotas comenzaron su avance sobre Montevideo, y a medida que marchaban, lucharon y triunfaron en varios pueblos como San José y Colonia.

Elío, al saber el avance de sus contrarios, envió contra los revolucionarios al capitán de fragata José Posadas, al mando de un ejército de más de 1.200 hombres, quién se dirigió a Las Piedras con sus soldados para esperar al ejército de Artigas. Los dos ejércitos tenían paridad de fuerzas, pero en todo caso era una igualdad numérica, los dos ejércitos eran muy diferentes.

Uno era un ejército que luego, con el tiempo, se llamó “Ejército Nuevo”, una nominación que surge de la historiografía y no del momento, es un nombre que consagra Agustín Verazza entre los historiadores uruguayos, que quería significar ese juntar fuerzas muy diversas en las que la profesionalidad no era lo que marcaba, sino el hecho de ser voluntarias y provenir de diversos orígenes. Con Artigas había muchísimos blandengues que se habían pasado, pero también lo que se llamaba el "vecinaje alzado", gente que se levantaba en armas.

También hubo tres grupos soldados (blandengues) que integraban el ejército español y se pasaron a favor de los criollos en plena batalla. Uno fue la caballería al mando de Rosales, después hubo un alférez que apellidado Tort se pasó con los veinte soldados a su cargo, y el tercer grupo compuesto por 135 presidiarios, que estaban detenidos en la Ciudadela y les ofrecieron: "siguen presos o se animan a ir a pelear". Eligieron ir a pelear, y después cambiaron de bando.

El 18 de mayo, a las 11 de la mañana, comenzó la batalla. Los realistas pelearon hasta casi la puesta del sol, pero, a pesar de sus esfuerzos, fueron arrollados por los orientales y obligados a rendirse. Las fuerzas artiguistas avanzaron en una primera instancia sobre los españoles y, luego de un tiroteo, Posadas y sus hombres retrocedieron hasta una zona elevada. Se diría que estaban ahora en ventaja, pues un punto elevado siempre resulta estratégico.

Artigas avanzó entonces hacia la posición española por la izquierda con la columna oriental de caballería al mando de Antonio Pérez y por la derecha, la columna comandada por Juan de León. En ese momento ordenó a la columna de su hermano, Manuel Francisco Artigas, que cercara a los españoles por la retaguardia. De esta manera, Posadas y su ejército quedaron encerrados y se rindieron.

La actitud de Artigas al finalizar el combate fue tolerante y compasiva. Según la historiadora Ana Ribeiro: "Había blandengues de los dos lados, había españoles de los dos lados, eso es una cosa que hay que tener presente, sobre todo cuando se habla de esa frase tan discutida y repetida, “clemencia para los vencidos”, porque el odio al español se generalizó más adelante, pero en ese momento, hasta quince días antes, todos estaban del mismo lado y eran vecinos y parientes y gente que compartía el territorio y un sentimiento de identidad". Artigas envió al padre Valentín Gómez, capellán voluntario del ejército revolucionario a recoger el sable que -como señal de rendición- Posadas había clavado en el piso y dar auxilio a los heridos.

Fuente: 
Portal Uruguay Educa